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Geografía
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España - 3ª parte
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Geografía física (continuación)
n el Sur de Galicia empieza el sector septentrional del litoral atlántico español, caracterizado por acantilados donde se abre una multitud de rías de gran extensión. La línea abrupta y acantilada con minúsculos salientes y rías pequeñas del litoral cantábrico tiene su inicio pasada la ría de Ortigueira, en el cabo de la Estaca de Bares. Las rías astures y cántabras son de poca profundidad y tienen su origen en fracturas tectónicas perpendiculares a la costa. El litoral vasco presenta diversos entrantes y salientes hasta el cabo Machichaco por el contacto de los montes vascos con las aguas marinas. Un gran arco cóncavo con rías poco profundas como las de Deva y Oria ocupa el espacio hasta el cabo Higuer, punto final de la costa española. El archipiélago de las Baleares constituye una prolongación del arco montañoso subbético, emergida del Mediterráneo durante el plegamiento alpino.
Pico del Teide, el punto más alto de España, con 3.718 m
En la región SO, el Migjorn o Mediodía, predominan los sedimentos terciarios, mientras en el de Tramontana o Norte afloran materiales anteriores en el tiempo que forman un relieve llano y desgastado por la erosión. Las islas Canarias son una prolongación occidental del sistema orográfico Escudo Sahariense, sumergido bajo las aguas del Atlántico y recubierto de rocas eruptivas a lo largo de los diversos periodos geológicos. La multitud de cráteres y escorias que pueblan la superficie del archipiélago son el resultado evidente de su origen volcánico, modelado a su vez por la erosión de las aguas y el viento. Lanzarote y Fuerteventura, las islas orientales, se alinean paralelas a la costa africana con una orientación NE-SO. El pico de Jandía (807 m), en Fuerteventura, constituye la máxima elevación montañosa. Las islas centrales son Gran Canaria, de forma casi circular y una fuerte erosión de su superficie, y Tenerife, donde se encuentra el pico de mayor altitud de las islas y de España, el Teide (3.718 m). Las tres islas occidentales son la Gomera, la Palma y la de Hierro. España participa de los diversos dominios climáticos del extremo SO del continente europeo.
El mapa de las cantidades de agua de lluvia registradas señala claramente dos regiones pluviales. La región húmeda supera los 600 litros de agua por m2 al año con un promedio de más de 125 días de precipitación. Ocupa la mitad de la costa occidental y toda la franja septentrional de la península: NO de Portugal, Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y zona pirenaica. El resto de España se halla englobada en la región seca, por debajo de los 600 litros por m2 anuales repartidos en pocos días de lluvia --Murcia registra el mínimo con 14 días de precipitación al año--, con grandes diferencias entre áreas llanas y montañosas. En su interior cabe destacar la existencia de una región semiárida o sub-árida, en el SE. Registra una pluviosidad mínima en los meses de verano, aunque puede ampliarse a los seis meses en años especialmente secos, de manera que no permite el cultivo de las plantas de clima templado. En el S y el O de la península Ibérica el máximo de lluvias se recoge en el invierno, mientras que en el interior es entre otoño y primavera; en el E y en el litoral Cantábrico la estación más lluviosa es el otoño. Las precipitaciones en forma de nieve son escasas y limitadas a las zonas montañosas y la Meseta Norte. Las nieves perpetuas sólo se registran en sectores muy localizados del Pirineo y Sierra Nevada, mientras que en las demás estribaciones montañosas por regla general se mantiene de 100 a 200 días a considerable altitud.La complejidad de situaciones climáticas que se dan en España permite establecer distintas regiones con factores y elementos propios. Las costas españolas, en primer lugar, ofrecen una clara diferenciación entre el litoral atlántico y el mediterráneo. La costa atlántica española está profundamente mediatizada por la masa oceánica que regula notablemente la oscilación de las temperaturas, reduciendo las máximas y aumentando las mínimas. A Coruña, con 9,9º de temperatura media en enero y 18,9º en agosto, ofrece el mejor ejemplo de esta mínima oscilación. Las temperaturas frescas y la fuerte pluviosidad muy regular son producto, asimismo, de la proximidad de la gran extensión de aguas frías. La diferencia de latitud determina sensibles variaciones entre las condiciones climáticas de Extremadura, Galicia y el litoral cantábrico. Las barreras montañosas limitan la penetración de las influencias oceánicas, por lo que éstas son profundas en todo el SO peninsular, favorecidas por la depresión del Guadalquivir, pero en el N se ven reducidas a una estrecha franja litoral al topar con los montes cántabro-astures. Las influencias provienen básicamente del anticiclón de las Azores, que produce altas presiones y una atmósfera clara y fresca, y las borrascas atlánticas, que descargan tan al N como les es posible grandes cantidades de agua, a veces en forma de tormenta violenta o galerna. Las temperaturas medias anuales son de 13,9º en A Coruña, Gijón y Santander, de 11,9º en Lugo, de 15º en Vigo, 16,1º en Cáceres y 16,7º en Badajoz. La pluviosidad regular y persistente proporciona una media anual superior a los 1 700 litros por m2 en Pontevedra y a los 1 500 en Santiago de Compostela, en la zona N, mientras que en Badajoz y Cáceres no se alcanzan los 500 litros de agua por m2 al año. En todo el litoral atlántico la variación de las estaciones no es muy acusada. Las temperaturas suaves del invierno aumentan ligeramente en primavera y disminuye la pluviosidad. En verano se registran las temperaturas medias más elevadas y la menor cantidad de agua registrada, situación que varia paulatinamente conforme se acerca el otoño. Las oscilaciones de temperatura son más acusadas en las zonas prelitorales afectadas por los vientos de la Meseta, en Extremadura y la depresión del Guadalquivir a causa de su latitud o en el País Vasco, donde la nieve es más frecuente y duradera.
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